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Retos del nearshoring de los que no se habla

  • Consultores en Economía y Negocios
  • 12 jul 2023
  • 4 Min. de lectura

Seguramente has escuchado en el último año mucho la palabra “nearshoring”, lo cual se trata de la reubicación de empresas, sobre todo de empresas que antes estaban en China y que hoy día buscan acercarse a donde están los consumidores finales, es decir, Estados Unidos.

La pandemia y la política de cero COVID que siguió China, provocó que aquel país cerrara sus fronteras y no dejara entrar ni salir personas, ni transportes. Esto ocasionó que se incrementaran los costos de muchas mercancías dada la escasez, y ello redundó en las tasas de inflación que se vivieron el año pasado y que luego de la apertura de la nación asiática, comenzaran a disminuir, por obvias razones.

A esto le podemos sumar las tensiones políticas entre Estados Unidos y China, lo cual deja como resultado que muchas empresas estén buscando acercarse a nuestro vecino del norte, y por temas geográficos, es México el más cercano. Así que seremos tal vez el mayor beneficiario de este fenómeno.

Esta situación evitó que entráramos en recesión, como lo esperaban muchos analistas al inicio de 2023 y seguramente ha motivado la recuperación de la inversión en nuestro país, lo cual mantiene el ánimo alto para quienes hacen pronósticos de crecimiento, por lo menos para este año.

Sin embargo, hay quienes siguen señalando que los retos de México para aprovechar el nearshoring se encuentran en clásicas variables como respetar el estado de derecho, generar confianza, utilizar energías limpias, crear infraestructura, entre otras.

Si bien las anteriores son importantes, no van a ser la principal que permita a la población mexicana beneficiarse del nearshoring; ojo que no estamos diciendo que no sean importantes estas variables, lo que estamos poniendo en duda es quienes se van a beneficiar principalmente si se pone atención solo en ellas.

De acuerdo con un trabajo del economista Thomas Palley[1], durante el desarrollo del periodo dominado por el TLCAN, México se transformó en una plataforma de exportación, donde los beneficiarios, no fueron los dueños de la plataforma, sino los usuarios de la misma. El problema es que los usuarios fueron las grandes empresas transnacionales, a las que se invitó para instalarse en México, aprovechar la cercanía con aquel país, y los bajos costos salariales para expandir su producción. Desde lego la oferta era muy atractiva, lo cual detonó la inversión extranjera, pero no explotó el crecimiento económico y mucho menos el desarrollo económico.


Una razón de lo anterior se encuentra en un dato revelador del trabajo publicado por los economistas Valencia, Capraro y Ortiz[2], quienes señalan que de cada dólar que se gasta para producir bienes de exportación, en promedio se gastan 73 centavos de ese dólar en la importación de insumos para utilizarlos en la producción de esos bienes de exportación; es decir, en lugar de que la derrama completa de ese dólar se quedará en México, la gran parte es expulsada del país.

Lo que ellos señalan es coherente con la explicación que se ha dado sobre el éxito de países como los llamados “Tigres asiáticos” quienes usaron una estrategia de crecimiento igual a la de México (de hecho México la copió de ellos), pero con la diferencia de que ellos sí fueron exitosos. La razón por la que su resultado sí alcanzó lo esperado radica en que ellos le dieron la responsabilidad al Estado para que planeara a donde se quería llegar, a diferencia de México donde creyendo en la libre competencia, se dejó que nuestras empresas compitieran contra grandes monstruos internacionales, acabando por desaparecer.

El papel del gobierno es también importante en el sentido de que debe estudiar cuáles son los sectores donde México se puede desarrollar en el corto plazo, para que así como lo hicieron los países exitosos que usaron este modelo, podamos concentrar nuestros esfuerzos en esas industrias con estímulos para la inversión. Esto no quiere decir que el gobierno deba tener empresas y participar en el mercado, lo que quiere decir es que debe marcar el rumbo, pues si se deja todo al libre mercado, cada empresa defenderá sus propios intereses y buscará beneficiarse de este fenómeno a costa de lo que eso implica. La experiencia ya la vivimos en México, y el resultado fue la destrucción de una gran cantidad de empresas mexicanas, la desaparición de economías locales como los mercados de cada colonia. La contracción del salario real, la inestabilidad laboral, entre otras.

Si hacemos lo mismo que hicimos cuando entró en vigor el TLCAN y seguimos buscando dar a las empresas extranjeras todo lo que exijan, el nearshoring será muy exitoso, pero solo para ellas. Esta historia ya la vivimos, estamos ante la posibilidad de corregir lo mal que se hizo con el TLCAN, aprovechando las exitosas experiencias internacionales y dejando de creer que el libre mercado beneficia a todos, pues a los únicos que beneficia es a los más fuertes.

En suma, los retos de los que nadie habla se centran en cuál va ser el papel del Estado dentro de esta historia, ¿será un agente pasivo como con el TLCAN, o tomará las riendas y marcará el rumbo a seguir?


[1] Palley, Thomas (2012), “The Rise and Fall of Export-led Growth”, Investigación económica, vol. 71, núm. 280, pp. 141-161. [2] Vlencia, R. Capraro, S y Ortiz, S. (2020) “Crecimiento guiado por exportaciones y metas de inflación: una apuesta en contra del crecimiento, Paradigma Económico, Año 12, Num 2.

 
 
 

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